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La constancia del esclavismo islámico

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El semanario egipcio Al-Ahram observaba no hace mucho que en Sudán, "el esclavismo, bendecido por los religiosos radicales, devastó la zona meridional del país y también gran parte de la occidental”.

Los esclavistas musulmanes de Sudán esclavizan principalmente a los no musulmanes, y sobre todo a los cristianos. Según la Coalición contra la esclavitud en Mauritania y Sudán (CASMAS), un movimiento abolicionista de los derechos humanos, "el presente gobierno de Jartoum quiere imponer a los no musulmanes negros del sur la ley sharia, establecida e interpretada según el clero musulmán conservador. Los animistas negros y los cristianos del Sur han sido diezmados durante muchos años a través de las redadas de esclavos por los árabes procedentes del norte y el este, y se resisten al mandato religioso musulmán y la presunta expansión económica, cultural y religiosa que conlleva”.

En marzo de 2007, la BBC informaba de que las redadas de esclavos "son un rasgo común de la guerra Norte contra Sur de 21 años en Sudán, que terminó en el 2005 (...). Según un estudio del Instituto Rift Valley, radicado en Kenia, alrededor de 11.000 jóvenes, chicos y chicas, fueron secuestrados y sacados de contrabando a través de la frontera internacional a muchos de los estados al sur de Darfur y el oeste de Kordofán (...). La mayoría habrían sido convertidos a la fuerza al islam, impuestos nombres musulmanes y prohibido hablar en su lengua materna". Un esclavo moderno cristiano sudanés, James Pareng Alier, fue secuestrado y esclavizado cuando tenía 12 años. La religión era un elemento importante de su episodio: "Fui obligado a aprender el Corán y rebautizado como 'Ahmed'. Me explicaron que el cristianismo era una religión mala. Después de un tiempo recibimos instrucción militar y nos dijeron que seríamos enviados a la lucha". Alier no tiene idea del paradero de su familia. Pero mientras que los no musulmanes esclavizados son con frecuencia convertidos al islam a la fuerza, su conversión no conduce a la libertad. El activista anti-esclavitud mauritano Bubacar Messaoud explica: “Es igual que tener ovejas o cabras. Si una mujer es tu esclava, sus descendientes son esclavos”.

Los cruzados antiesclavitud como Messaoud tienen grandes dificultades para trabajar contra esta postura porque está profundamente enraizada en el Corán y en el ejemplo de Mahoma. El profeta musulmán Mahoma poseía esclavos, y al igual que la Biblia, el Corán da por sentada la existencia de esclavitud incluso al tiempo que impone la liberación de los esclavos bajo determinadas circunstancias, tales como romper un juramento: “Alá no te pedirá explicaciones por lo que es útil en tus juramentos, pero Él te pedirá explicaciones de tus juramentos deliberados: para la expiación, da comida al indigente, a la escala de la media alimentaria de tus familias; o vístelos; o concede al esclavo su libertad ” (5:89). Pero mientras que liberar a un esclavo o dos aquí y allí se insta [en el Corán], la propia institución [del esclavismo] no se cuestiona nunca. El Corán llega a dar permiso al hombre para tener relaciones sexuales con sus niñas esclavas igual que con sus esposas: "Los creyentes deben (eventualmente) ganarse a aquellas que se humillan en sus oraciones; que evitan la charla inútil; que son activas en obras de caridad; que se abstienen del sexo, excepto con aquellos que se les unen en el vínculo marital, o [las cautivas] que posea tu mano derecha, dado que en su caso ellos son libres de culpa …” (23:1-6). Un musulmán no puede tener relaciones sexuales con una mujer que esté casada con alguien más, excepto si es una esclava: "Y todas las mujeres casadas [te están prohibidas] excepto aquellas [cautivas] que posee su mano derecha. Tal es el decreto de Alá sobre ti” (4:24).

En el pasado, al igual que hoy, la mayor parte de los esclavos en el islam son no musulmanes que han sido capturados durante un conflicto de yihad. La académica pionera en el trato de los no musulmanes en las sociedades islámicas, Bat Ye'or, explica el sistema que se desarrolló de la conquista a través de la yihad:

El sistema de esclavismo de la yihad incluye provisiones de ambos sexos practicadas anualmente de conformidad con los tratados de sumisión a los soberanos que eran tributarios del califa. Cuando Amr conquistó Trípoli (Libia) en el 643, obligó a los cristianos y judíos bereberes a entregar a sus esposas e hijos como esclavos al ejército árabe como parte de su jizya [impuesto a los no musulmanes]. Del 652 hasta su conquista en 1276, Nubia fue obligado a enviar un contingente anual de esclavos a El Cairo. Los tratados pusieron fin a las ciudades de Transoxiana, Sijistán, Armenia, y Fezzán (Magreb), de las que omeyas y abasidas estipularon un envío anual de esclavos de ambos sexos. Sin embargo, la principal fuente de suministro de esclavos siguió siendo el expolio regular de aldeas dentro de dar-al-harb [Casa de la Guerra, las regiones no islámicas] y las expediciones militares que se adentraban más profundamente en territorio infiel, vaciando de sus habitantes a ciudades y provincias.

El historiador Speros Vryonis observa que "desde el comienzo de las razzias árabes [incursiones] en el territorio del Rum [Bizancio], el botín de seres humanos había llegado a constituir una porción muy importante de los saqueos". Conforme conquistaban constantemente más y más zonas de Anatolia, los turcos reducían al estado de esclavos a muchos griegos y otros no musulmanes: "Esclavizaban a hombres, mujeres y niños procedentes de todos los centros urbanos y del campo, donde la población estaba indefensa”. El historiador hindú K.S. Lal afirma que cuando quiera que los yihadistas conquistaban un territorio, "allí desarrollaban un sistema de esclavitud peculiar del clima, el territorio y la población del lugar". Cuando los ejércitos musulmanes invadieron la India, “su gente comenzó a ser esclavizada en masa para ser vendida en territorio extranjero o empleada en diversas instancias de trabajos inferiores y no tan inferiores dentro del país”.

Los esclavos hacían frente a la presión para convertirse al islam. En un análisis de las teorías políticas islámicas, Patricia Crone observa que después de concluir una batalla de yihad, "los cautivos varones podían ser asesinados o esclavizados (...) Dispersados por hogares musulmanes, los esclavos casi siempre se convertían, animados o presionados por sus amos, conducidos por la necesidad de vincularse a otros, o, se habituaban con el tiempo a ver las cosas a través de ojos musulmanes incluso si intentaban resistir”. Thomas Pellow, un inglés que fue esclavizado en Marruecos durante 23 años tras ser capturado como botones en un pequeño barco inglés de recreo en 1716, fue torturado hasta que aceptó el islam. Durante semanas era apaleado o matado de hambre, y finalmente cedió después de que su torturador resolviera "arrancar la carne de mis huesos con fuego, lo cual el tirano hizo, con frecuentes repeticiones, después de una manera más cruel”.

La esclavitud es dada por sentada a lo largo de toda la historia islámica, como lo fue, por supuesto, en Occidente hasta tiempos relativamente recientes. Pero aún así, mientras el comercio de esclavos europeo o americano recibe profusa atención por parte de historiadores (así como por los defensores de las compensaciones y los políticos corridos por la culpa), el comercio islámico de esclavos, que realmente viene durando más y ha traído el sufrimiento a una cifra mayor de personas, es virtualmente ignorado. Este hecho magnifica la ironía de que el islam se presente a los americanos negros como la alternativa igualitaria a "la religión esclavizante del hombre blanco", el cristianismo. Mientras que los historiadores estiman que el comercio trasatlántico de esclavos, que funcionó entre los siglos XVI y XIX implicó a alrededor de 10,5 millones de personas, el comercio islámico de esclavos en el Sahara, el Mar Rojo y el Océano Índico comenzó en el siglo VII y se prolongó hasta el XIX, implicando a 17 millones de personas.

Y cuando apareció la presión para poner fin al esclavismo, vino del cristianismo al islam, no al revés. No hay ningún William Wilberforce o William Lloyd Garrison musulmanes. En la práctica, cuando el gobierno británico en el siglo XIX adoptaba la opinión de Wilberforce y los demás abolicionistas y comenzaba a presionar a los regímenes favorables a la esclavitud, el sultán de Marruecos estaba incrédulo. "El tráfico de esclavos", observaba, "es un tema sobre el que todas las sectas y naciones han estado de acuerdo desde la época de los hijos de Adán… hasta este día”. Declaró que "no estaba al tanto de que estuviera prohibido por las leyes de ninguna secta" y que la idea misma de que alguien cuestione su moralidad es absurda: "Nadie necesita hacer esta pregunta, quedando lo mismo de manifiesto por activa y pasiva y no exigiendo más demostración que la luz del día”.

Sin embargo, no fue una práctica humana unánime, pero las palabras del Corán y Mahoma son muy decisivas a la hora de aplacar a los movimientos abolicionistas dentro del mundo islámico. El esclavismo solamente se abolió como resultado de la presión occidental; el comercio musulmán árabe de esclavos en África fue clausurado por la fuerza de las armas británicas en el siglo XIX.

Además de ser practicado más o menos abiertamente hoy en Sudán y Mauritania, existen pruebas de que el esclavismo sigue presente bajo la superficie de algunos países de mayoría musulmana también, sobre todo en Arabia Saudí, que solamente abolía la esclavitud en 1962, Yemen y Omán, ambos de los cuales pusieron fin a la esclavitud legal en 1970, y Niger, que no suprimió la esclavitud hasta el 2004. En Niger, la prohibición viene siendo ampliamente ignorada, y según un estudio nigeriano, hasta un millón de personas siguen siendo esclavos allí. Los esclavos son alimentados, con frecuencia violados, y tratados generalmente como animales. Hilary Andersson, de la BBC, informaba desde Níger en febrero de 2005: "Los propietarios de esclavos animan a los esclavos a reproducirse con el fin de incrementar sus filas, en ocasiones llegando a determinar cuándo tienen relaciones sexuales. Tratan a los esclavos igual que a sus rebaños. Existen casos documentados de esclavos desnudados delante de sus familias con el fin de humillar, o de esclavas sexuales violadas por sus propietarios, y hasta esclavos varones castrados como castigo por sus propietarios”.

La censura impuesta por la firmeza y la perdurabilidad de la esclavitud islámica puede encontrarse en los ejemplos que los musulmanes han logrado importar de esta institución a Estados Unidos. Un saudí llamado Homaidan Al-Turki, por ejemplo, era condenado en septiembre de 2006 a entre 27 años de prisión y cadena perpetua por tener a una mujer como su esclava en su casa de Colorado. Por su parte, Al -Turki afirmó ser víctima de prejuicios anti-musulmanes. Decía al jurado: "Miembros del jurado, no estoy aquí para disculparme, puesto que no puedo disculparme por cosas que no hice y por crímenes que no cometí. Este estado ha criminalizado estas costumbres musulmanas básicas. Atacar el comportamiento musulmán común ha venido siendo el eje de la fiscalía". Al mes siguiente, una pareja de egipcios residentes al sur de Carolina recibía una multa y penas de cárcel acompañadas de la deportación tras declararse culpables de tener como esclava a una niña de 10 años. Y en enero de 2007, un agregado de la embajada kuwaití en Washington, Walid Al Saleh, y su esposa eran acusados de tener a tres empleadas cristianas del hogar procedentes de la India en condiciones de práctica esclavitud en la residencia de al-Saleh en Virginia. Una de las mujeres comentaba: "Creía que no tenía otra elección que continuar trabajando para ellos incluso si me pegaban y me trataban peor que a una esclava”.

Todo esto indica que el problema de la esclavitud islámica no se restringe a los sucesos recientes en Sudán; es mucho mayor y está enraizado mucho más profundamente. Naciones Unidas y las organizaciones de derechos humanos vienen destacando el fenómeno, pero aún así poco se ha hecho para maniobrar decisivamente en contra de aquellos que aún poseen seres humanos en régimen de propiedad, o ayudar o tolerar a otros por hacerlo. La ONU ha intentado desplazar fuerzas de pacificación a Sudán a pesar de las objeciones del gobierno sudanés, pero sus manifestaciones contra la esclavitud en Sudán y en todas partes no han redundado de manera significativa en acciones gubernamentales contra la práctica. Amnistía Internacional y Human Rights Watch también han observado el problema, pero como nota HRW, "El gobierno sudanés se ha hecho el sueco con el tema de la esclavitud, afirmando que es un tema de tribus rivales que se involucran en secuestros, sobre el cual no tiene ningún control. Eso es simplemente falso, como dejan prístinamente claro las 1000 yardas de informaciones que proceden del sur de Sudán". Para que la esclavitud islámica desaparezca, una potencia poderosa tendría que maniobrar contra ella decisivamente, no con simples palabras, y no aceptar ninguna ambigüedad de medias tintas. En el clima geopolítico de hoy, nada podría ser más improbable.

Fuente: Diario de América, 10 de agosto de 2007